El caso de Matías Jurado, acusado de ser un asesino serial en Jujuy, suma nuevos y estremecedores detalles. Un informe interno, elaborado entre 2018 y 2021 durante una de sus detenciones, recomendaba su internación en un instituto psiquiátrico debido a un grave cuadro de psicosis.
Según el documento, Jurado presentaba «desorientación temporo espacial, alucinaciones auditivas y visuales muy vívidas”, y escuchaba “voces imperativas” que incluso le ordenaban no hablar con las psicólogas. El informe concluía que no comprendía la criminalidad de sus actos, lo que contrasta con el dictamen actual que lo describe como orientado, aunque con un perfil violento.
Hoy, Jurado, de 37 años, permanece detenido desde el 30 de julio e imputado por “homicidio agravado por ensañamiento” por las muertes de Jorge Omar Anachuri (68) y Sergio Alejandro Sosa (25), cuyos restos fueron hallados en la conocida “casa del horror”, ubicada en el barrio 8 de Marzo, en Alto Comedero.
Sin embargo, la investigación no se detiene allí: se sospecha que podría estar vinculado con las desapariciones de Juan Carlos González (60), Juan José Ponce (51) y Miguel Ángel Quispe (60), todas personas en situación de vulnerabilidad, salvo Sosa, lo que refuerza el patrón de selección de sus presuntas víctimas.
La historia personal de Jurado también aporta datos perturbadores. Desde su adolescencia, ingresó al sistema judicial, sufrió abandono familiar, consumo problemático de drogas como marihuana y pasta base, y múltiples institucionalizaciones. En 2021 recuperó la libertad, pero volvió a delinquir.
Actualmente, se encuentra en el Establecimiento Penitenciario N° 1, bajo prisión preventiva por 120 días, que podrían prorrogarse. Está alojado en un sector de máxima seguridad, en celda individual, y bajo vigilancia permanente mediante cámaras.
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