
En una jornada cargada de emoción y simbolismo, **más de medio millón de personas se congregaron en Roma** para rendir homenaje al Papa Francisco, en una despedida que quedará marcada en la historia. La ceremonia, que combinó respeto, cariño popular y profunda espiritualidad, reflejó el amor del mundo entero hacia Jorge Bergoglio.
La Plaza San Pedro resultó insuficiente para albergar la inmensa cantidad de fieles que llegaron desde todos los rincones del planeta. Las calles y avenidas principales se vieron colmadas por peregrinos, familias y especialmente jóvenes que asistieron al Jubileo de la Juventud celebrado este domingo.
La magnitud del evento quedó evidenciada en la presencia de 160 líderes internacionales que viajaron para participar de la ceremonia central. Entre ellos, se destacaron:
– Emmanuel Macron, presidente de Francia
– Keir Starmer, primer ministro del Reino Unido
– Príncipe Guillermo de Inglaterra
– Rey Felipe VI de España
– Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil
– Viktor Orbán, primer ministro de Hungría
El presidente argentino Javier Milei ocupó un lugar destacado junto a la delegación italiana, como un gesto especial hacia el país natal del pontífice. También llamó la atención la presencia de Donald Trump, quien mantuvo una «discusión productiva» con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en el marco de este evento histórico.
Luego de la emotiva ceremonia, encabezada por el cardenal Giovanni Battista Re, el féretro de Francisco inició un recorrido de seis kilómetros hacia la Basílica de Santa María la Mayor. El trayecto incluyó paradas frente a íconos emblemáticos como el Obelisco y el Coliseo, en medio de un mar de flores, banderas del Jubileo y carteles de agradecimiento.
La imagen fue conmovedora: miles de personas aplaudían, cantaban y arrojaban flores al paso del vehículo blanco que transportaba los restos del Papa, escoltado por la Guardia Presidencial italiana.
Cerca de la una de la tarde, hora de Roma, el féretro llegó a su destino final: la Basílica de Santa María la Mayor, donde fue depositado bajo la venerada imagen de la Virgen «Salus Populi Romani». Allí, una sencilla lápida con la inscripción “Franciscus” selló su paso eterno en la historia de la Iglesia.
El ministro del Interior de Italia, Matteo Piantedosi, afirmó que nunca antes Roma había registrado una concentración semejante para despedir a un pontífice. El padre José Gutiérrez Ruiz, presente en el lugar, expresó: «Nunca vimos algo así. El pueblo lo amó como a un padre. Nos enseñó a amar a los que nadie mira. Hoy lloramos su partida, pero celebramos su legado».
Así, el Papa Francisco se despidió como vivió su pontificado rodeado del cariño sincero de millones de personas y dejando una huella imborrable en la historia de la humanidad.
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