La reciente marcha universitaria en reclamo de financiamiento al Gobierno nacional no solo fue un clamor legítimo de estudiantes y profesores por mejores recursos para la educación superior, sino que también se vio invadida por la presencia de dirigentes políticos de diferentes espacios de oposición. Aunque la participación de estos líderes podría considerarse un respaldo a la causa, surge la pregunta: ¿realmente están comprometidos con la defensa de la educación o solo buscan capitalizar el descontento social en busca de réditos políticos?
Entre los políticos que se unieron a la movilización se encontraban Martín Lousteau, Sergio Massa, Facundo Manes, Mayra Mendoza, Pablo Moyano, Eduardo Belliboni y varios diputados de la Coalición Cívica. La ironía es palpable: muchos de ellos han estado en posiciones de poder que han influido en la actual crisis de financiamiento que afecta a las universidades. Su presencia en la marcha, lejos de ser un acto desinteresado, puede interpretarse como un intento de desviar la atención de sus propias responsabilidades y de la falta de acción efectiva durante años en temas educativos.
Este fenómeno plantea serias dudas sobre la sinceridad de los apoyos políticos y si realmente están dispuestos a luchar por una solución a largo plazo. Los estudiantes y profesores merecen un compromiso auténtico que trascienda la mera asistencia a manifestaciones.
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